Elecciones 2006: Cronica del 2 de Julio

A ver… no comprendo una cosa… ¿en dónde dicen que estuvo el fraude?
Sinceramente no logro entender cuál es la gran cochinada que, dicen,
arrojó 236,000 votos de diferencia en favor de Felipe Calderón.

Señores, yo fui representante de casilla este 2 de julio pasado, y
puedo decirles que, si algo hubo, fue limpieza, orden y participación
ciudadana en la casilla a la que fui asignado.

¿Cuál fue el fraude? ¿No dejaron llegar a los representantes del PRD?
No, no creo que fuera ese. En esa casilla, la 0563 por si gustan
revisar las actas, las boletas y los funcionarios que estuvieron en
ella, hubieron 2 representantes del PAN: su servidor y una señora cuya
edad oscilaba entre 85 y 90 años. Eso, para revisar 4 casillas, que era
lo que había en el lugar: dos federales, básica y contigua, y dos
locales, básica y contigua también.

Y… representantes del PRD ¿cuántos hubo?…


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Sí, ocho representantes perredistas. Dos por cada casilla local y
federal. Fue comodísimo para ellos, puedo decirles. Estaban sentados,
tranquilos, no tenían que estarse pasando de un conteo a otro, no
tenían que estar firmando las actas de dos casillas… cada uno estaba
en lo suyo, sin ser presionado por nada ni nadie. Creo, siendo honesto,
que quienes estábamos en evidente desventaja éramos los panistas.

Llegamos a las 6:50 a.m. a la casilla. Doña Margarita, la señora
representante del PAN en la casilla básica, para las 11:00 p.m. en que
seguíamos contando boletas una por una, estaba francamente agotada. Y sin embargo, se quedó ahí hasta que recibió sus actas y las entregó.

Es ahí en donde creo que estuvo el fraude. Pero no, no el del PAN, sino
el del PRD. Yo creía, me habían dicho, que la gente de la izquierda era
la que sí estaba convencida de lo que estaba haciendo. Ellos son,
suelen decir en los discursos y en los panfletos, los que sí se la
parten por sus ideas, los que no esperan nada a cambio, los que actúan
por convicción política indiscutible. Bravo. Qué lindo.

Lo que yo vi, es que el primer representante de casilla del PRD llegó a
las 8:30 a.m. Los demás y las demás fueron llegando por ahí de las 9 de
la mañana. Su primer preocupación ¿cuál era? que no habían desayunado.
Y estaban muy enojadas porque a las 10:00 a.m. no les habían pasado a
dejar su desayuno. A mí, mi representante general me dejó mi desayuno
temprano, y era suficiente como para compartirlo con las señoras
perredistas. Ya después les llevaron a ellas un desayuno más abundante
que el que los millonarios panistas me habían dado a mi. Entonces, ya
se vieron más contentas, más convencidas de lo que estaban haciendo. A
la hora de comer, la historia se repitió. Para las 3:30 p.m. trinaban
de coraje porque su comida no aparecía. Para ese entonces, ya tenían
otra preocupación en mente: ¿quién iba a pagarles su jornada de ese
día? Se preguntaban en voz baja la una a la otra, le preguntaban a los
otros, se preocupaban… ¡eso era lo importante! Cuando me preguntaron:
¿y a ustedes quién les va a pagar? Les respondí: NADIE. Me miraron como si tuviera tres ojos y antenas en la cabeza. ¿Nadie?… No, nadie me va a pagar por hacer esto.
Me miraron casi con lástima y ya no volvieron a preguntar. Yo comí a
las 6:00 p.m., más o menos dos horas después de que ellas ya habían
comido.

Para las 9 de la noche las damas y los caballeros perredistas que
se encontraban presentes comenzaban a dar signos de franca
desesperación: querían irse, querían cenar, querían ir a entregar las
actas que aún no teníamos para que pudieran darles el pago que estaban
esperando. Mientras tanto, en cada mesa, los ciudadanos que contaban
los votos por parte del IFE y del IEDF estaban haciendo, precisamente,
lo que se debe hacer: contar voto por voto. No una vez. No dos. Cada
voto, de cada una de las seis urnas, se contó por lo menos cuatro
veces. Échenle cuentas. 447 votantes de los 574 registrados en esa
casilla, pasaron a votar. Entonces, contamos 447 x 6 urnas… 2,682
votos… 4 veces… 10,728 votos. Debe ser muy lindo hacer eso a las
once de la mañana, descansado, tranquilo, sin presiones. Hacerlo a las
11 de la noche, después de un día que comenzó a las 5:00 ó 6:00 a.m.,
no es tan fácil. Y sin embargo SE HIZO.
Y cada perredista presente pudo seguir el conteo sin que nadie lo
impidiera. Los panistas, como podrán imaginarlo, nos tuvimos que
"dividir" un poco más. A ratos revisábamos los conteos de presidente…
a ratos, los de jefe delegacional… luego regresábamos a la mesa
federal para medio contar senadores. Y, aún así, no pusimos objeción
alguna en el conteo de los votos. Estuvimos de acuerdo en todo.

Al final, se llenaron y se firmaron las actas, y todos – los ocho
representantes perredistas, los dos panistas, la priísta, la de nueva
alianza, y los dieciséis funcionarios de casilla- estuvimos de acuerdo.
28 personas.

Se armaron los paquetes electorales con todo cuidado. Se sellaron
perfectamente. Para esas horas, ya sólo quedaban 3 perredistas. De los
otros fue demasiada su urgencia por irse. Algo más importante tenían
qué hacer, seguramente. Doña Margarita se me estaba casi desmayando,
pero no se movió hasta recibir su última acta.

Al final, me ofrecí a acompañar a los presidentes de casilla a
entregar los paquetes electorales en el centro de acopio que se instaló
en Calzada de las Bombas. Les dije a todos los perredistas presentes
que tenían el derecho de hacerlo, para cuidar que los paquetes llegaran
sin alteración alguna. Ninguno quiso. Todos se fueron pocos minutos
después. Tenían que cenar, supongo. Tenían que cobrar algo, supongo. A
las 12:40 p.m. pasó el representante del IFE para llevarse a los
presidentes de las dos casillas federales con sus paquetes electorales.
El único que estuvo ahí fui yo.

Cada paquete llegó bien y sin ninguna alteración. Si los perredistas no lo comprobaron, fue por que no quisieron.

Creo que ahí estuvo el fraude, del que tanto se quejan. Pagaron
representantes que no sabían a lo que iban. No tenían convicción
alguna. Sus preocupaciones siempre fueron otras. Si van a buscar
fraudes, búsquenlos hacia dentro de su propio partido, no hacia afuera.
Pregunten por qué teniendo cuatro veces más representantes de casilla
que sus adversarios políticos, hoy les dicen que ahí estuvo el fraude.

Perdónenme, pero cero que el hacer de nuevo el conteo es un insulto,
para mí, que conté los votos. Para cada ciudadano de la mesa del IFE,
que contó los votos. Para cada uno de los 8 ciudadanos perredistas, que
también contó los votos esa noche, en la casilla 563. Si ellos aceptan
ser considerados como idiotas por su propio partido, está bien, pero
creo que yo y el resto de los ciudadanos que contamos los votos esa
noche, no.

Hagan lo que quieran, están en su derecho. Pero creo que quien está
tratando de cocinar un fraude electoral, precisamente, son ustedes.
Porque pretenden que se cuenten los votos entre gritos y consignas
perredistas. Porque quieren que se cuenten los votos en un IFE o un
TRIFE sitiado por manifestaciones perredistas que no harán otra cosa
que gritar y presionar. El PAN no sitió ninguna casilla durante los
conteos. El PAN no gritó "¡fraude!" durante los conteos. No lo hagan
ustedes.

Cronica escrita por "El Peaton".

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