CIUDAD DE MÉXICO, México, abr. 8, 2002.- La leyenda viviente del cine mexicano,
María Félix, falleció esta madrugada, día de su cumpleaños número 88, al parecer en su residencia en Polanco, Ciudad de México, a la 1:30 de la mañana.

La diva considerada como el último mito del cine mexicano murió aparentemente de un paro cardiaco, luego de que la noche del domingo se acostó sin malestar ni síntoma alguno que preocupara su salud.

Vía telefónica, el productor de telenovelas Ernesto Alonso, con la voz entrecortada, declinó hacer declaraciones sobre el deceso de su amiga al periodista Joaquín López Dóriga, quien interrumpió la programación normal de Televisa para dar la noticia.

“Muy mal, muy mal, muy mal… Estoy con Estela Moctezuma, ella me informó. Pero, ¿no estoy al aire, verdad?”, preguntó angustiado Alonso.

“Sí, estás al aire…”, respondió López Dóriga.

“No, me siento muy mal, muy mal, muy mal”, precisó el productor.

Así, el periodista solicitó que lo comunicase con la señora Moctezuma, quien muy afectada relató a López Dóriga que “La Doña” había muerto mientras dormía.

En la emisión, se anunció que Félix será objeto de un homenaje este martes en el Palacio de Bellas Artes, pero no se aclaró si será de cuerpo presente.

Sus restos mortales serán trasladados a una funeraria ubicada en Félix Cuevas o Sullivan, según se divulgó.

Justo hoy que se divulgó su deceso, López Dóriga tenía preparado un enlace telefónico por la noche con la diva para una pequeña entrevista con motivo de su 88 aniversario.

EL ROSTRO DEL CINE MEXICANO

María Félix, dotada de un recio carácter que preservó por casi nueve décadas, mantuvo en reserva su verdadera edad, al rechazar con energía los intentos de la prensa por conocer el año del nacimiento de la “última diva” del celuloide nacional.

“La Doña”, quien nació el 8 de abril de 1914, en la localidad de Álamos en el noroccidental estado de Sonora, llegó al cine de la mano de su belleza física que junto con su personalidad cautivó a varias generaciones no sólo de México sino del mundo entero.

Entre los personajes que tuvieron sonados romances con ella, varios de los cuales terminaron en matrimonio, figuran los artistas mexicanos Agustín Lara, Jorge Negrete, Diego Rivera y Enrique Álvarez, con quien procreó su único hijo, Enrique Álvarez Félix, quien murió en 1996.

Entre los amoríos de “María Bonita”, como la llamó Agustín Lara en una popular melodía, se encuentra también el empresario francés Alex Berger.

Félix trató de ingresar al mundo de la música con la grabación de un disco de canciones populares de México, pero el intento resultó fallido por el estilo “hablado” de interpretar las
melodías que no agradó al público en general.

Sin embargo, los logros de “La Doña” en el cine permanecen vigentes por sus memorables papeles estelares en películas como El Peñón de las Ánimas, que marcó su debut, Enamorada, La Generala, La Cucaracha, Maclovia, Juana Gallo, Río Escondido y la premiada en Cannes y en Berlín Tízoc.

A lo largo de su vida, “La Doña” recibió diversos galardones y homenajes por su carrera cinematográfica y por la crianza de caballos pura sangre, una de sus actividades preferidas luego de abandonar los escenarios.

Aunque después de su retiro su vida transcurrió entre México y Europa, específicamente en París donde tenía su segunda residencia, se mantuvo lejos de la fama refugiándose en su casa de descanso en Cuernavaca, Morelos.

FOX LA QUIERE EN EL PALACIO

Siguiendo con la voluntad de la famosa actriz, sus restos serán inhumados en el Panteón Francés de la Ciudad de México, pero aún no se sabe dónde serán velados sus restos.

En cuanto se enteró de la muerte de María Félix, el presidente de México Vicente Fox, mostró su pesar, al mismo tiempo que autorizó se haga un homenaje de cuerpo presente en el Palacio de Bellas Artes, de esta manera su público podrá irle a rendir el último tributo.

Esto, luego de que Sari Bermúdez, la titular del INBA anunciara que existían problemas logísticos para el homenaje en el Palacio de Bellas Artes, debido al inicio del Festival del Centro Histórico.