Paul McCartney y Ringo Starr, unicos integrantes de  Los Beatles que aun viven volvieron a estar juntos sobre un escenario. Fue anoche durante una función solidaria en el Radio City Music Hall de Nueva York, llamado “Change Begins Within” (“El cambio empieza por dentro”), a beneficio de la Fundación David Lynch.

El evento a beneficio de la fundación David Lynch, encabezada por el célebre cineasta, otorga becas desde el 2005 para más de 60.000 estudiantes, padres y maestros alrededor del mundo. Según la propia fundación, lo recaudado será empleado para impartir enseñanza a un millón de jóvenes, -100.000 de ellos de Nueva York-, y a utilizar técnicas de meditación “para que empiecen a cambiar su mundo desde dentro”. La fundación también participa en la investigación sobre programas de creatividad, inteligencia y sobre abusos de sustancias o desórdenes como la ansiedad y la depresión.

El Radio City es un lujoso teatro con capacidad para unas 6000 almas, tres pisos y un gran subsuelo. Está enclavado en el mismísimo corazón de Manhattan, 6ta avenida entre la 50 y 51 a pocos metros del Rockefeller Center. Puntual, como suelen ser los espectáculos en esta parte del mundo, apenas pasadas las 19:30 el pianista Angelo Baladalamenti abrió el fuego con una delicada pieza instrumental.

A continuación, le seguirían la gran batería de artistas invitados, que ejecutaron sus grandes éxitos en casi tres horas ininterrumpidas de show. Moby con “Trouble” y “Stars” acompañado de la legendaria Bettye Lavette, Sheryl Crow con aires hindúes y una respetable versión del clásico de George Harrison “My sweet Lord” junto a Steve Jordan en batería. Le seguiría Eddie Vedder solo con su guitarra y luego con voz y una secuencia. El mismo Vedder acompañaría luego a Ben Harper en “To you now” y una elogiable versión del clásico de Queen “Under Pressure”. Más tarde fue el turno de Donovan con “Wind” y el clásico “The season of the witch” acompañado por S.Crow en voz y Moby en percusión, para cerrar con Paul Horn, otro de los históricos que rememoró con su flauta los sonidos de la India de finales de los 60?s.

Todos estos actos fueron precedidos por David Lynch, que tuvo el placer de presentar a diferentes personajes del show bussines americano quienes a su vez anunciaron los sets de cada artista. Asi desfilaron: Laura Dern, Jerry Seinfield (una de las mayores ovaciones de la noche), el Beach Boys Mike Love, y el afamado conductor radial Howard Stern, que tuvo el orgullo de darle la bienvenida al enorme Ringo Starr.

Infaltables lentes oscuros, saco negro, remera marrón con motivos hindúes y jeans negros, el dueño de la batería Beatle cantó junto a Vedder “Time come easy” y luego pero ya desde detrás de los parches el simbólico “Boys” para cerrar lo suyo con la pegadiza “Yellow submarine”.

Y llegó el momento más esperado. A más de tres horas del inicio del show, salió a escena el esperadísimo Paul McCartney. Con su tradicional bajo Hoffner, saco negro, camisa blanca y pantalón al tono, comenzó a hipnotizar a sus fans de la mano de “Drive my car” el clásico Beatle que abrió el fuego, acompañado de su habitual banda integrada por: Rusty Anderson y Brian Ray en guitarras, Paul Wix Wickens en teclados y Abe Laboriel Jr en batería. Le siguió “Jet”, “Got to get you into my life” ya en guitarra para pasar al piano y arrancar las lagrimas de varios nostálgicos a través del inoxidable clásico “Let it be”.

De la balada al frenético “Lady Madonna” y de éste, nuevamente con guitarra en mano y luciendo camisa blanca y tiradores para deleitar hasta al menos entusiasta a través del dulce “Blackbird”. Habló de su amor a New York para el delirio de los presentes, de su amor por John y de allí su “Here today” en homenaje a Lennon. Saltó a “Band on the run” el himno indiscutido de los Wings e invitó a bailar a los pasillos con “Can?t buy me love”, del rico repertorio del cuarteto de Liverpool.

Vale decir que la escenografía constaba de una gran pantalla alta definición al fondo y centro del escenario, que proyectó viejas y recordadas imágenes de los cuatro flequillos más famosos durante buena parte del concierto. Además, dos pantallas más pequeñas a cada costado. En síntesis, una escenografia muy sobria. Es que cuando prevalece la música, realmente poca importancia adquieren los aspectos estéticos y visuales del show? y aquí quedo claramente demostrado.

Pero había más? A posteriori “el momento” del show. La reunión cumbre de Paul y Ringo, es decir la mitad viva de los Beatles para entonar la inconfundible y más que nunca simbólica melodía de “With a little help from my friends”, que terminó con ambos abrazados al borde del escenario y ante la ovación de los espectadores. Toda una postal.

Ese fue el amague de final que trajo en solo minutos el esperado bis y verdadero final con todos los músicos sobre el escenario (hasta el mismísimo Mike Love) para despedirse de la mano de “I saw her standing there”. Antes Paul pidió por la paz mientras Ringo gesticulaba apoyando la moción con su ya acostumbrada V de victoria e invitando a rockear para sellar el encuentro.

Noche de gala en el Radio City de New York de la mano de Sir Paul McCartney en una maratónica velada de cuatro horas inolvidable… la noche en que la mitad viva de los Beatles retornó por un rato y volvió a entrar al corazón de sus nostálgicos fans… esta vez sin George y John desde el escenario pero sí desde la memoria y con una incondicional ayudita de sus grandes amigos…

Via: La Nacion