$theTitle=wp_title(" - ", false); if($theTitle != "") { ?>
Mas periodistas se van sumando a la polémica entre Carmen Aristegui de MVS y Carlos Marín de Milenio. Carlos Ramirez de El Financiero, así como Lorenzo Meyer han entrado a la polémica.
Empecemos por la columna de Carlos Ramirez (23 de julio):
Con la certeza de que Carlos Marín, director de Milenio, no necesita defensa porque lo avala su sólida trayectoria profesional, lo cierto es que la guerra sucia entre los partidos está arrastrando a los medios a la situación de daños colaterales.
El fondo radica en la decisión de algunos medios de carecer de código de ética y de meterse en la dinámica de la guerra sucia sin criterios de definición informativa. Así, el periodismo ha sido arrastrado al amarillismo de la denuncia por sí misma pero sin la confirmación de credibilidad o la oportunidad de aclarar confusiones.
En la guerra sucia del PAN contra el PRI apareció una grabación ilegal de una conversación del gobernador de Oaxaca con el operador de prensa del candidato del PRI al gobierno estatal. Al hacer referencia a un tercero en ausencia, el periodismo de ética exigía cuando menos buscar una aclaración por el involucrado. Y ahí apareció el nombre de Carlos Marín.
Pero el problema no es Marín sino la decisión de un programa de radio de Carmen Aristegui de difundir una cinta de procedencia sospechosa que forma parte de la guerra sucia del PAN contra el PRI sin hacer las aclaraciones pertinentes ni buscar reacciones de los involucrados. No se trataba de un programa de crítica -que puede hacerlo- sino informativo.
El asunto central es que los medios están siendo usados como peones de jugadas de poder de los grupos políticos en pugna. Para todos es obvio que la avalancha de grabaciones ilegales para grabar conversaciones telefónicas -un hecho prohibido por la Constitución- es una apuesta desesperada del PAN-PRD para alcanzar a los priistas que llevan ventaja. Pero lo grave es que los políticos están usando a los medios y con ello contribuyendo a su descrédito.
Y lo deleznable del asunto es que entrarle al terreno de la difusión de grabaciones ilegales entregadas por manos malamente insidiosas se convierte a la postre en una práctica que demerita el periodismo porque suple las deficiencias de la investigación periodística y se asienta en el cómodo papel de los escándalos de los juegos de poder de los grupos políticos.
El periodismo contribuyó ya a la limitación de las garantías civiles. En el caso de Lydia Cacho, el ministro Genaro Góngora Pimentel se permitió una violación constitucional que fue aclamada por los grupos radicales: leer en el pleno de la Corte Suprema de Justicia la transcripción de una grabación telefónica que en ese momento prohibía la Constitución. Y lo peor es que por presión política se le dio valor probatorio a una prueba que la Constitución señalaba expresamente que no lo tenía.
Lo grave fue que Góngora logró a posteriori la modificación constitucional para permitir las grabaciones ilegales y su difusión con la autorización de una de las partes involucradas. El asunto negativo registró el hecho de que un ministro de la Corte Suprema violó la Constitución, fue aclamado y regresó al país a las prácticas de espionaje político del viejo régimen priista. Y ese retorno a la violación de las garantías individuales ha sido posible con la complicidad de una prensa acomodada a los intereses de los grupos políticos en pugna.
El caso reciente del gobernador de Oaxaca carece de valor periodístico porque está lleno de vacíos informativos. Ganó el periodismo del escándalo político pero falló gravemente el periodismo de ética: ¿por qué no se investigó el origen de las grabaciones y se denunció el juego de poder en el proceso electoral? ¿Por qué no se investigó si lo dicho coincidía con la realidad? En esa grabación en realidad salen ganando Carlos Marín y Milenio porque el gobernador se quejaba de los espacios abiertos al candidato de la coalición PAN-PRD. Es decir, que Milenio no se ajustaba a ningún convenio.
Lo paradójico del asunto fue que Marín resultó víctima del espionaje político cuando él como reportero de Proceso realizó una acuciosa investigación sobre el espionaje político, entrevistó con nombre y apellido a un exagente de Gobernación y logró presentar el primer reporte periodístico de investigación -en reportajes y un libro- de cómo operaban los espías del gobierno. Y hoy una grabación lo menciona de manera irresponsable como tercero en ausencia y lo presenta como daño colateral y, peor aún, con deficiencias de técnicas periodísticas de tipo informativo y de ética.
El periodismo debe plantear sus propias reglas del juego. Se trata de un asunto deontológico, de decisiones de autorregulación. La guerra sucia en política y la crisis de seguridad está desafiando a los medios a definir nuevas prácticas informativas. El agotamiento del viejo régimen y aquel periodismo del poder no ha derivado en una autorreflexión de la prensa sobre las nuevas formas del ejercicio de la información y la crítica. Mientras haya una prensa que busque acreditarse con el escándalo y no con el profesionalismo, los medios seguirán siendo peones de juegos perversos del poder.
Lo bueno de todo es que el profesionalismo representa un blindaje. Y Marín no tiene que preocuparse del problema porque lo acredita un profesionalismo que se respeta y se reconoce, en tanto que los periodistas del escándalo se definen con acciones que los colocan como bocinas del poder; y con ello hasta ganan premios.
Misma que retoma Carlos Marin para pedirle una disculpa a Lorenzo Meyer y Carmen Aristegui:
Polvos de los mismos lodos (24 Julio)
Carlos Ramírez dedicó ayer su Indicador Político de El Financiero al balconeo de la plática de Ulises Ruiz con un subordinado a propósito de mi charla con Gabino Cué en MILENIO Tv.
“La guerra sucia” entre los partidos, escribió, está “arrastrando” a los medios y al oficio periodístico “al amarillismo de la denuncia por sí misma, pero sin la confirmación de credibilidad o la oportunidad de aclarar confusiones (…) ¿Por qué no se investigó si lo dicho coincidía con la realidad…?”
Ricardo Alemán, en su Itinerario Político de El Universal, hizo ver acerca de MILENIO y Radio Fórmula que, “a pesar del intento de enlodarlos con pautas publicitarias de las que, por cierto, viven todos los medios, y sin que sea necesario probar si existieron o no, lo cierto es que en ésas, como en otras empresas periodísticas, manda el periodismo…”
Y Carmen Aristegui cerró su matutino en MVS diciendo que ojalá hoy jueves ella y Lorenzo Meyer comenten la carta en que le exigí a él disculparse por haber afirmado la patraña de que los medios aludidos “están aceptando esta autoviolación de la ética periodística…”
Y un día anterior, el mismo Marín para Meyer:
A Lorenzo Meyer, por calumniar (23 de julio)
Lorenzo:
Este lunes cometiste la impudicia de traicionar la honestidad intelectual que yo te reconocía.
En la mesa de comentarios con Carmen Aristegui (donde participas con Denise Dresser y Sergio Aguayo) diste por cierta la patraña de que MILENIO y yo tenemos “acuerdos” o “convenios” como los aludidos en la plática entre Ulises Ruiz y uno de sus achichincles:
“… también ahí, en esas grabaciones, salen nombres de periódicos, de órganos periodísticos, que están aceptando esta autoviolación de la ética periodística…”, sentenciaste, valiéndote una chingada el rigor de verificación que, suponía yo, aplicas cuando la haces de “historiador”.
Sabes (o debieras) que ni tu doctorado en relaciones internacionales o tu trayectoria de profesor y articulista (desde el Excélsior del golpista Regino Díaz Redondo), como tampoco los premios con que te han laureado, te dan licencia para calumniar.
Peor aún, provocaste que Aristegui tropezara con su insidioso remate: “No sólo eso, Lorenzo…”.
Espero tengas la honradez y amabilidad de disculparte ahora, y no la cachaza de aguardar hasta que un juez te obligue a hacerlo.
Tags: mexico, prensa, radio, television
10 Responses for "Aristegui vs Milenio el pleito se agranda"
Creo que es mas solida la trayectoria de Carmen Aristegui que la de Marin. Carlos Marin del 2006 a la fecha se convirtio en un palero.
Antonio:
Hablas y hablas de trayectorias y otras cosas, porque no mejor responden de lo que se esta hablando?
¿Código de ética? primero la pregunta ¿cuál código de ética habla? ¿qué autoridad moral tiene para hablar de ello? es obvio su inclinación, por otro lado, siempre se los políticos han manejado a su antojo a los medios, ahora resulta que con comentarios apenas se esta empezando con esa clase de manejo, en Saltillo lo vivimos, no ha pedios libres e imparciales, todos o hablan todo a favor del o se van, así de sencillo.
Pues si, los paleros de siempre salieron a defenderlo: Lopez Doriga, Gomez Leyva, Ricardo Aleman, Carlos Ramirez, etcetera, todos esos que apoyan a Peña Nieto y al PRI.
Si tanto le duele a Carlos Marin por que no mejor hace su denuncia por difamacion y daño moral a la PGR para que metan a la carcel a Carmen Aristegui y Lorenzo Meyer, en vez de estar cacareando en su periodico de su presunta inocencia y esconderse bajo las faldas de sus amigos “periodistas”.
Por otra parte supongo que el PRI no se quedara de brazos cruzados y tambien le tendrá algunas sorpresas al PAN.
Marín voto por AMLO y ha apoyado muchas de sus causas. Carmen Aristegui es peón de López Obrador y presenta información complaciente con sus humores y objetivos político. Tu amado Scherer halaga a narcotraficantes en Proceso, cuando el semanario Zeta cerró por denunciar sus atrocidades. Escuché lo que se dijo en el supuesto análisis y queda demostrado que no solo los políticos aman el pasado. Los periodistas también tienen agenda y adversarios políticos. Los tiempos de su supuesto periodismo están por acabar. La gente ya no cree en Mesías tropicales ni en periodistas imparciales. Espero Meyer enfrente como “valeroso analista” que dizque es este problema. La verdad site fijaras en esos medios que tanto defiendes, entenderias que son capaces de apoyar las tranzas de slim o del mayo zambada con tal de pegarle al gobierno.
Carmen Aristegui peon de Lopez Obrador?, seguramente CNN es un medio de izquierda, no mames!.
El Semanario Zeta no ha cerrado, se sigue publicando. No se puede comparar el prestigio de Carmen con el de Carlos Marín quien se ha convertido en un indeseable en muchos medios por ser un periodista vendido como los que estan con el en Televisa…..
Totalmente de acuerdo creo que lo que esta mal es que esten peleandose en los medios que sirven para informar de otras cosas, en dado caso todos sabemos que Marin es un palero se salio de Proceso por el baro que le da Milenio y Televisa y claro que no va a decir las cosas que antes, Aristegui y Meyer podran ser pro Lopez Obrador pero bien sabemos que son analistas respetables no como Marin, ademas este wey debe de hacercelas de pedo a los que dicen su nombre no a Aristegui ella solo lo puso, y seamos honestos Aristegui y Meyer lo que menos hacen es hablar pendejadas o cosas que no esten sustentadas en algo asi que a quien le creemos mas…
Marin se siente muy seguro ya que esta protegido por los que tienen el poder en este país empezando por televisa.
Carmen Aristegui mis respetos y claro que tiene trayectoria , el sr. marin es un despota, prepotente ,lo conozco persolamente, que pena que haya reporteros como el grupito de tercer grado , pierden credibilidad. en fin son de televisa medio mentiroso…saludos a todos