El asesinato de una niña conmueve a Argentina

Tenía 11 años y estuvo 11 días desaparecida hasta que ayer una cartonera que revolvía residuos en un vertedero encontró su cuerpo yacente en un saco de plástico. Se llamaba Candela Rodríguez, vivía en Villa Tesei, en la periferia de Buenos Aires, y su asesinato ha conmovido a toda Argentina. La autopsia determinó que murió por asfixia entre el lunes o martes. Si bien con el caso de Candela, como la conocen todos en su país, el total de niños desaparecidos en este país ya alcanzaba los 204, el suyo se difundió rápidamente por los medios de comunicación.

Pese a que la inseguridad no es tan grave como en México, Centroamérica, Colombia, Venezuela o Brasil, es uno de los problemas que más preocupan a los argentinos, que hace unas décadas convivían con menos delincuencia, más allá de la violencia política y el terrorismo de Estado de los años 70. No por nada la propia presidenta de Argentina, la peronista Cristina Fernández de Kirchner, recibió a la madre de la niña, Carola Labrador, tres días después de la desaparición. Todos los periódicos argentinos dedicaron ayer sus portadas al crimen y los canales y sitios de noticias no dejaban hoy de informar más detalles sobre el asunto.

Artistas y deportistas famosos, que un día antes del hallazgo del cadáver habían convocado a la población a una búsqueda masiva de la niña, quieren llamar ahora a una movilización popular. Uno de ellos, el actor Ricardo Darín, tomó hoy la palabra: “Nuestro plan es citar a una convocatoria ciudadana que no tenga nada que ver con la política. Estamos muy confundidos y shockeados, pero no dormidos”. El próximo 23 de octubre se celebrarán las elecciones generales y no se descarta que los políticos de la oposición redoblen sus críticas sobre la popular Fernández y sobre su correligionario Daniel Scioli, gobernador de la provincia de Buenos Aires.

Candela había desaparecido el 22 de agosto, cuando se dirigía a una parroquia para participar de un grupo de boy scouts. Su padre, Alfredo Rodríguez, está en prisión porque era un pirata del asfalto (ladrón de camiones en carretera). Su madre se movilizó rápidamente y al día siguiente se reunió con el ministro de Seguridad bonaerense, Ricardo Casal, al que se opone cierta parte del kirchnerismo por sus políticas presuntamente represivas. El 24 de agosto comenzaron las manifestaciones de vecinos del municipio de Hurlingham, donde se encuentra la localidad de Villa Tesei. El día 25 la madre de Candela se reunió con la jefa de Estado y a los pocos días ya había 1.600 policías buscándola y hasta se la rastreó en Uruguay.

Antes de que se hallara el cuerpo de Candela, y ante la hipótesis de que hubiera caído presa de una red de trata de blancas, el Senado argentino se apresuró a debatir un proyecto de ley que castiga este delito y ayer lo aprobó. El fiscal de la causa calificó el caso como un secuestro con chantaje. El pasado martes, la Fundación Niños Perdidos y la Red Solidaria, dos organizaciones no gubernamentales, reunieron a deportistas, como Martín Palermo y Matías Almeida, y a artistas, como el cineasta Juan Campanella y Darín, para convocar “48 horas por Candela”. Pero 24 horas después una cartonera la halló a tres kilómetros de su casa, también Villa Tesei. La autopsia determinó que murió por asfixia entre el lunes o martes. El domingo una tía de la niña recibió una llamada anónima en la que le reclamaban a Alfredo Rodríguez el dinero de una presunta deuda.

La televisión mostró las imágenes en que la madre de Candela identificaba el cuerpo de su hija dentro del saco de plástico. La acompañaba el gobernador Scioli, que se tomaba la frente. Si bien la inseguridad es una preocupación de los ciudadanos, otra es el paro, que los gobiernos de los Kirchner han logrado reducir del 21% en 2003 al 7%. Esto explica en parte la popularidad de Fernández, que en las elecciones primarias del pasado 14 de agosto logró el voto del 50% de los argentinos, y de Scioli, que alcanzó el 47% en la provincia de Buenos Aires. El índice de homicidios por cada 100.000 habitantes es de 5,5, frente al 9,5 que llegó a registrarse en la crisis argentina de 2002. No obstante, las mejoras en la seguridad se han estancado desde 2005 y la tasa de homicidios supera a la de otros países sudamericanos como Perú (3,2) y Chile (1,7).

Via: El Pais