La violaron en Gran Hermano España y cuenta como paso

Noviembre del año 2017, Telecinco emitía la decimoctava edición de ‘Gran Hermano’ (segunda presentada por Jorge Javier Vázquez tras la marcha de Mercedes Milá). En la noche del viernes 3, los habitantes celebraban una fiesta con alcohol facilitado por la organización. Al día siguiente, a través de las redes sociales, el espacio de televisión que produce Zeppelin TV para Mediaset España informó de una misteriosa expulsión y una salida de la casa (curiosamente la de la única pareja que se había formado en la casa ya que habían iniciado una relación sentimental frente a las cámaras).

“La dirección de ‘Gran Hermano’ ha decidido expulsar del programa a José María por lo que considera una conducta intolerable. Asimismo, ha considerado oportuno que Carlota deje la casa” es el comunicado con el que ‘GH 18’ (también llamado ‘GH Revolution’) desveló uno de los episodios más oscuros en la historia del ‘reality show’ en España. El lunes 6 de noviembre, El Confidencial informaba de que uno de los responsables de la casa había puesto en conocimiento de la Guardia Civil lo sucedido. Nada más se ha sabido desde entonces.

Pero hace algunas semanas, Carlota, a través de su cuenta de Instagram, rompía su silencio casi dos años después de lo sucedido al dar algunos detalles de uno de los escándalos televisivos mejor guardados. Ahora, El Confi TV, la sección de televisión de El Confidencial, ha hablado con ella en exclusiva. Con el siguiente testimonio, el primero que ofrece, esta joven de 26 años (que antes de entrar en el ‘reality’ era directora de dos discotecas en Marbella) aclara de una vez por todas lo sucedido aquella madrugada.

RESPUESTA. Celebrábamos una fiesta en la casa, una de tantas. Lo normal era que nos facilitaran alcohol. Recuerdo que yo estaba preocupada porque apenas teníamos comida y los efectos del alcohol podían ser mayores. Y bueno, me sentó mal a mí, al igual que le podía haber sentado mal a otras personas.

De hecho, en el auto de la jueza, que lo tengo en mi poder, ella misma especifica que bebo cuatro chupitos. Es decir, que no cojo una botella para mí sola y me hincho a beber. Eso no sucede en ningún momento, pero, claro, hay que tener en cuenta que nos tenían muertos de hambre.

P. Más tarde, ¿te empiezas a encontrar mal?

R. Eso es, aunque tengo lagunas mentales de aquella noche. Lo último que recuerdo bien es estar en la cocina. Las imágenes en las que me encuentro en el salón, que he subido a mi cuenta de Instagram, no las recuerdo…

P. ¿Cómo interpretas esas imágenes?

R. Como una reacción normal en mí ante algo que no me está gustando nada. Se ve un forcejeo porque evidentemente no me gusta que me metan mano… Lo que está pasando en ese momento ya es suficiente como para tomar cartas en el asunto, algo que ‘GH’ no hizo… Esas imágenes no son un primer plano de lo que estaba sucediendo, alguien en las redes sociales lo encontró y aumentó el espacio en el que estábamos esa persona y yo. Digo esa persona porque me resulta imposible decir su nombre.

P. ¿Lo próximo que recuerdas es ya levantarte a la mañana siguiente?

R. Sí. Es uno de los momentos en que me lo han hecho pasar peor. Cuando me levanté, de camino al baño, noté cómo se me caía la ropa interior al suelo porque no estaba bien puesta. Llevaba unos pantalones de pijama que no recordaba haberme puesto, pero en ese momento no presté atención a ese detalle tan importante.

P. ¿La mañana transcurre con normalidad?

R. Sí. Yo doy por hecho que me han cuidado porque así me lo dijo él. Le pregunté qué había pasado y me dijo en mi cara que me había cuidado porque estaba KO. ‘GH’ emitió el momento en que después de lo sucedido por la noche se me ve hablar tranquilamente con esa persona, algo hecho con mala fe y poco tacto que dio una imagen equivocada a los espectadores de lo que había pasado.

P. ¿Qué ocurrió a continuación?

R. Que decidieron dejarlo no sé cuantísimas horas a mi lado cuando tenían pruebas suficientes como para sacarlo inmediatamente y una vez fuera decidir qué hacer con él, pero al menos no dejarlo a mi lado ni permitir que se riera en mi cara al decirme que me cuidó. Esa mañana no consigo borrarla de mi cabeza. Saber lo que hizo conmigo y estar con él como si nada…

P. Finalmente, expulsaron a José María, ¿cómo te enteraste?

R. Le llaman por la megafonía de la casa y lo sacan. Luego me llaman a mí y voy al confesionario. Me dicen que ha tenido un comportamiento inaceptable y que le han expulsado. En un primer momento no me lo creo, pensaba que se trataba de una broma. Después pensé que al haber estado mala esa noche, él podría haber tenido alguna pelea o algo demasiado fuerte como para expulsarle.

Me dijeron que me tranquilizara y que tenía que ver unas imágenes. Y en ese momento me pusieron el vídeo con lo que sucedió esa noche, sin avisarme de lo que estaba a punto de ver. No sé cuál es el procedimiento en estos casos porque yo no soy especialista, pero tendría que haber estado una persona a mi lado, un psicólogo o alguien que me ayudara a enfrentarme a esas imágenes tan duras. Jamás me preguntaron si yo quería ver eso… Si me llegan a preguntar, hubiera dicho que no. Yo no hubiese querido tener para el resto de mi vida esa mierda en la cabeza.

P. ¿Qué se veía en esas imágenes?

R. Duran casi 10 minutos y se ve perfectamente que se aprovecha de mí en la habitación y que yo estoy inconsciente. Dos compañeros de la casa llegaron a entrar en el cuarto para ver cómo estaba y él les echó diciendo que yo estaba muy mal, pero que me estaba cuidando. En palabras casi textuales, el auto de la jueza dice que se ve “clara, precisa y reiterada mi oposición” a las acciones de esta persona, hasta que finalmente quedo inconsciente. Se ve cómo le digo “quítate, no puedo” y hacer gestos de una persona que está diciendo “déjame tranquila”.

Si yo hubiese estado consciente, te garantizo que no hubiera pasado lo que pasó, pero si estás inconsciente, no te puedes defender. Es mi cuerpo el que sale ahí, inconsciente y violado. Me da exactamente igual que en el Código Penal ponga que una violación es con violencia y un abuso sexual sin violencia. Es que incluso se ve cómo se ríe de mí después de hacerlo. Se ve cómo la ‘Super’, porque esa noche era una mujer la responsable de la casa, me llama y yo no respondo porque estoy inconsciente. Él dice entre risas algo como “me da que Carlota no va a llegar al Confe”.

No llego a explicarme cómo el programa lo permitió. Esto pasa a la una y media de la mañana, y nadie irrumpió. Cada habitación de la casa tenía trampillas por las que el equipo del programa podía entrar de urgencia. Si ‘GH’ llega a actuar, nadie se hubiese enterado, no se hubiera alterado la dinámica del programa porque no había nadie más en la habitación.

P. Tras ver las imágenes, ¿sí que tuviste la asistencia de un psicólogo?

R. Sí, pero ya era tarde, fue después de ver aquello yo sola, sin esperármelo y llevar ya un rato desquiciada, llorando y reventada por dentro. Otra de las dudas que tengo es por qué no entró antes.

P. ¿Consiguió ayudarte?

R. Hubo un momento en el que me di cuenta de que no estaba segura con el equipo de ‘Gran Hermano’. No me creía lo que me decían.

P. ¿Qué pasó después?

R. Que pedí ver a esa persona. Le dije a una de las responsables del programa que me lo pusiera delante. En un primer momento no quería, pero le dije que después de lo que me acababan de hacer, es decir, poner esas imágenes, que me dejaran hablar con él. Imágenes que por cierto no le pusieron a él por ser la persona que lo había hecho, aunque me dijeron que finalmente, a petición mía, se las pusieron.

P. ¿Pudiste finalmente hablar con él?

R. Sí. Me dio varias versiones contradictorias. Por la mañana, en la casa, me dijo que por la noche me había estado cuidando. Ya fuera, en las instalaciones de ‘GH’, cuando aceptaron que le viera, le pregunté si tenía que contarme algo de lo que había pasado esa noche. Encima le pregunté… Me dijo que nada. Me enfadé y le dije que se lo iba a preguntar por última vez. Me dijo de nuevo que no tenía nada que contarme. Entonces le expliqué lo que me habían impuesto ver esas personas.

Se lo conté y acabó admitiendómelo. Me dijo que creía que yo estaba despierta y que fue un segundo. Tuvieron que medio separarme de él y, al final, acabé por irme de esa sala. Ya en el habitáculo en el que me tenían, mi cabeza empezó a dar vueltas. Mi preocupación en ese momento era saber si había riesgo de estar embarazada. Volví a la sala en la que él estaba, se lo pregunté y me dijo que no llegó a terminar.

Todo esto no está grabado, porque no estábamos en la casa y no había cámaras, pero él sabe perfectamente que tuvo esta conversación conmigo.

P. El ‘reality show’ puso en conocimiento de la Guardia Civil lo sucedido…

R. Sí, y me pidieron que denunciara con ellos, pero no lo hice porque en ese momento parte de mi familia no estaba en España y antes de hacer ningún movimiento quería hablar bien con ellos. Evidentemente, yo no me iba a fiar de lo que me dijesen esas personas, además, sabía perfectamente que podía denunciar más tarde.

Hasta donde yo sé, el juzgado no entiende muy bien la actuación del programa… Lo que hicieron se llama omisión de socorro. En ‘GH’ trabaja mucha gente y no entiendo cómo permitieron que pasara eso, cómo no hicieron nada… ¿Dónde se dejaron la humanidad?

P. Tras este momento, saliste de la casa unos días, ¿dónde estuviste?

R. Estuve en un hotel y me dejaron ver y hablar con mi madre.

P. ¿Por qué decidiste volver al concurso?

R. Volví porque no tenía el valor de enfrentar la realidad. No quería salir de esa casa que está aislada… Ahí vives en un mundo alternativo y estás de alguna manera protegido.

P. ¿Cómo recuerdas esos días dentro de la casa tras lo ocurrido?

R. Fue muy duro, pero pensé que iba a ser menos duro que enfrentarme a la realidad de fuera. Aunque, en verdad, lo único que estaba haciendo era alargar lo que se me venía encima. Recuerdo que dentro de la casa no me dejaban hablar de lo que había sucedido, incluso mis compañeros, en mi ausencia, tenían prohibido hablar de ello.

P. Una vez que te expulsó la audiencia, ¿cómo fue el momento en que te enfrentaste al mundo real?

R. Fue una de las peores cosas, porque parece que en este país hay que linchar a la víctima. La presunción de inocencia está muy bien, pero estamos hablando de algo que está grabado, no es mi palabra contra la de otra persona.

P. ¿Es en ese momento cuando decides denunciar?

R. Sí. Cuando vuelvo a Marbella expongo a mi familia cómo me siento. Mis padres pensaron que hice bien en no denunciar cuando ‘Gran Hermano’ me lo dijo.

 

P. Judicialmente, ¿qué ha pasado?

R. La jueza ha visto las imágenes, que también están en mi poder. Ha habido declaraciones, incluida la mía y la de él, y se ha citado a todas las personas que han visto conveniente. La Audiencia Provincial de Madrid acaba de desestimar tres recursos de apelación interpuestos por la defensa del imputado.

P. ¿Cómo está actualmente?

R. Con esta desestimación, ha terminado la fase de investigación. Este pasado 29 de agosto, el juzgado ha comunicado al fiscal que tiene 10 días para formalizar escrito de la acusación. Aunque se supone que esto son buenas noticias, no sé cuánto tiempo más tendré que seguir esperando para que se celebre el juicio, hace ya casi dos años de todo esto…

P. ¿Qué consecuencias has sufrido por la presión social que comentas?

R. Si supieses la cantidad de mensajes que he recibido con amenazas, insultos, vejaciones, humillaciones… Ya puedes ser la persona más fuerte del mundo, que eso va calando en ti y te va haciendo daño. Y eso que por suerte ha sido la edición menos vista del ‘reality show’.

Me quité de las redes sociales y me volví prácticamente una ermitaña. Lo único que quería era poder ver a mis psicólogas y seguir con mi tratamiento para salir adelante. Me teñí el pelo para que no me reconociesen por la calle. Estuve prácticamente un año saliendo de casa con cascos de música puestos para no escuchar los comentarios de la gente. Las personas no tienen vergüenza, ni pudor ni escrúpulos… Te paran y te llegan a preguntar, “¿es cierto que te violaron?”. No sé cómo se lo tomarían otras personas, pero a mí me ha devastado.

Es muy ruin que esta sociedad piense que por ir a un sitio o que te vean sonreír en un restaurante ya has rehecho tu vida… No se trata de eso. Tú, en un momento determinado, puedes sacar las fuerzas para intentar hacer una vida normal, pero en cualquier momento hay pequeñas teclas que hacen que se active un modo en el que empiezas a sentirte insegura, te encuentras mal, tus pulsaciones se aceleran, te tienes que ir del sitio en el que estás, te tienes que duchar porque te sientes sucia… Llegando incluso al momento en que notas que tu propia familia no se siente cómoda hablando del tema. No he vuelto a ser la misma persona.

P. ¿Cómo es ahora tu día a día?

R. De esto hace casi ya dos años y si yo tuviese que contabilizar cuántas pesadillas he tenido, cuántos malos ratos he pasado, cuántos ataques de ansiedad… Estoy en tratamiento psiquiátrico y psicológico, tomando medicación, evitando muchas veces incluso salir a la calle sola… Ahora estoy en Estepona, donde vive mi madre, pero muchísima gente me conoce y me sigue haciendo preguntas. Si la Justicia funcionase de otra manera… No entiendo que con un caso que está grabado esté todo parado.

P. ¿Trabajas?

R. No, no puedo… Y créeme que es una de las cosas que más me pesan. Antes de ‘GH’ mi vida laboral era muy activa, me relacionaba con un montón de gente… Ahora intento ayudar a mi familia, a mi madre, que es artista, en lo que puedo.

P. ¿Se ha puesto ‘GH’ en contacto contigo en todo este tiempo?

R. No. Cuando fui a un par de galas, pedí hablar y no me dejaron. En aquella época, no era consciente de la magnitud de lo que había pasado. Hay diferentes maneras de manejar el ‘shock’, y yo en aquel momento no fui capaz de reaccionar, cada persona actúa de una manera y todas deberían ser igual de respetables.

P. Muchos se preguntarán por qué has decidido hablar ahora…

R. Llevo casi dos años callada pensando que esta era la actitud seria ante la situación. No busco hacer un circo de esto ni ganar dinero, como muchos aseguran, estamos hablando de algo muy serio. Cuando pasó todo, me llamaron de un montón de sitios para hablar y siempre me he negado, pero ahora soy consciente de que no hay que callarse ante este tipo de situaciones.

Pienso que después de todas las cosas que están pasando y con el número de denuncias en aumento, no se trata de una moda, esto lleva pasando generaciones y generaciones. Lo que pasa es que antes lo ‘normal’ era callarse y mirar hacia otro lado. Y no hay que mirar hacia otro lado. Hay un montón de mujeres que siguen callándose. Yo he llegado a culpabilizarme, cuando no he hecho absolutamente nada malo, maldiciendo el momento en que decidí entrar a esa casa…

Solo pretendo que se haga justicia, dar a conocer mi testimonio, que se sepa toda la verdad y animar a las personas que están pasando por lo mismo a que no se callen. No podemos seguir normalizando estas atrocidades.

Via_ El confidencial.com