La cocinera Chepina Peralta falleció a los 90 años de edad por causas naturales, así lo dio a conocer su yerno Jorge Fernández de Lara al portal web donde Chepina, pionera de los programas de cocina en la televisión mexicana, colaboraba.
Lucía Josefina Sánchez Quintanar, mejor conocida como Chepina Peralta, fue de las primeras en cocinar en televisión en programas como “La Cocina de Chepina”, “Cocinando con Chepina”, “Chepina en tu cocina”, “Su menú diario”, “Sal y Pimienta”, “Chepina y su menú Pando”.
Realizó más de 7 mil programas en televisión y otros 9 mil más en la radio; es autora de varias revistas de cocina y más de 10 libros.
El Fondo Mixto de Promoción Turística de la CDMX lamentó el deceso de una de las promotoras de la gastronomía mexicana a través de sus espacios en televisión.
“Un icono de la televisión, pionera y promotora de la gastronomía mexicana a través de sus espacios en TV y radio, #ChepinaPeralta falleció hoy a los 90 años. Enviamos nuestro pésame a la familia y amigos”.
Mujer empoderada en la televisión
Chepina Peralta fue la primera mujer en América Latina en presentar un programa de cocina en la televisión, era 1967, así lo recordó en entrevista con EL UNIVERSAL QUERÉTARO en 2019.
“Una señora tuvo la idea de hacerlo y buscaron a una personas, a una mujer más o menos de mi edad en aquel entonces, treinta y pico, que tuviera facilidad de palabra. Soy maestra de oratoria, y querían a una señora que fuera auténtica ama de casa y que pudiera hablar, para hacer un programa de televisión de 15 minutos diarios. Por tres meses fue el primer contrato”, recordó.
A Chepina no le gustaba cocinar, pero tuvo que aprender, pues en casa había niños que alimentar.
“Yo no sabía cocinar ni me gustaba. En casa se cocinaba y se tenía que cocinar, pues había cinco niños y un marido en la familia, pero no me gustaba cocinar. Eso no lo dije en la entrevista y me dieron el trabajo, pero no tenía problemas porque me daban el guión y duraba 15 minutos”, narró.
Recordó que tiempo después, a sugerencia de un conocido en la Secretaría de Educación Pública (SEP) tramitó su licencia de locutora, por lo que se preparó con un gran número de guías de estudio.
Luego dejó de ir a la televisión, pues se terminó el programa, además de que coincidió con una laringitis que padeció. Cuando se recuperó regresó a la televisión, fue recibida por un productor cubano que le preguntó a gritos dónde se había metido, pues no tenían ni su dirección ni sus datos. Le enseñó las cartas y telegramas de muchas mujeres que estaban “locas” por su programa, y le ofreció continuar con el espacio pues, incluso, ya tenían patrocinador.
La contrataron y tuvo su propio espacio, con Salvador Ortiz como productor, el cual duró nueve años al aire. Se dio cuenta de la importancia que tenía la alimentación para la salud de la población y evitar el sobrepeso y la obesidad. El doctor Escobar, endocrinólogo del hospital de La Raza, en aquel entonces, notó el poder de la televisión para educar a la gente.
Chepina contó que el doctor la ayudó a entender enfermedades como la diabetes y la importancia de tener una dieta equilibrada para evitar ese padecimiento.
“Teníamos el problema de los niños obesos. Me di cuenta de la oportunidad que tenía con un programa diario de media hora”, expresó.
Narró que en su programa, de forma agradable, daba sus mensajes con recomendaciones para llevar una vida saludable. También aprendió cocina de diferentes países, gracias a sus viajes por el mundo.
De la televisión pasó a la radio, recorriendo buena parte de los medios de comunicación, debido a la fama que ya tenía entre las mujeres.
Chepina dejó diversión y enseñanzas
En una entrevista que Chepina le dio a EL UNIVERSAL en 1979, contó que Salvador Ortiz, quien le dirigía algunos de sus programas, la animaba a “hacer locuras”, como cuando estaban grabando y al ritmo de “El hombre del brazo de oro” comenzó a bailar.
“Yo pensé que no iba a dejar el video tape y empecé a bailar y a hacer streap tease con el delantal… pero él no lo cortó y así lo pasó al aire , yo me aterré, pero todo el mundo dijo que estaba muy coquetona y le seguí en la onda”, dijo.
Sobre su amor por la cocina, Chepina siempre dijo que en un inicio no le gustaba cocinar, pero poco a poco aprendió a hacerlo, tomó cursos sobre gastronomía, así como de nutrición y hasta de enfermería, pues cuando se convirtió en mamá se dio cuenta de que eran necesarios esos conocimientos, así lo relató:
“¿Y quién te ha dicho que a mi me gusta cocinar? Nunca me ha gustado, pero me alegro de haber hecho esa bonita carrera con eso. Cuando me casé, y por pura intuición, empecé a congelar cosas, a preparar alimentos para tres o cuatro días precisamente para no cocinar diario. Luego, cuando nacieron mis hijos empecé a preocuparme seriamente por ellos, pues me di cuenta que no era apta para atenderlos como debía… así que estudié enfermería para inyectarlos, luego nutrición, pues no quería engordarlos, sino nutrirlos debidamente; luego me piqué estudiando, así que me convertí en maestra de oratoria y relaciones humanas. Desde luego que para aparecer en televisión tuve que convertirme primero en locutora para poder sacar mi licencia , luego vino lo estudiar otra vez nutrición, gastronomía, etcétera”.
Chepina consideró que a su público, que en su mayoría eran mujeres, amas de casa que la seguían por radio y televisón, les había dado alegría e inyectado ganas de cultivarse y de aprender cosas nuevas.
“Les he dado alegría, optimismo, inquietud por leer, por aprender cosas nuevas. Cuando doy una receta, procuro hacer un poco de historia, hacer mención de anécdotas famosas y a las señoras que me escuchan les dan deseos de cultivarse. Los mensajes que te llegan con alegría y buen humor, son los que más se te fijan en la mente. Eso es lo que yo he tratado de hacer con mi público”.
El Universal
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