Por fin un milagro

Estaba el padre en la Iglesia, cuando de pronto llega una ciega, éste la ve y le pregunta:

“Buenos días, hija, ¿qué se te ofrece?”

La ciega le dice:

“Padre, estoy muy triste, nadie me quiere, soy fea, ciega, nadie quiere ser mi pareja y nadie quiere tener sexo conmigo.”

“Hija, como tu eres ciega y realmente estás fea, sólo te ayudaría un milagro, pero confía en Dios y te ayudará.”
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